La unión de Medio Ambiente y Energía que acabará con la guerra abierta en el seno del Gobierno
Pedro Sánchez está haciendo un nuevo ‘tetris’ ministerial tras su llegada a la Moncloa. Entre otros, tras más de dos legislaturas separados, Medio Ambiente y Energía se vuelven a unir bajo una misma batuta que estará empuñada por Teresa Ribera, experta en Cambio Climático y absolutamente a favor de las energías renovables. Es indudable que -previsiblemente- habrá más de un punto de fricción en materia energética con la oposición, pero lo que también es innegable es que esta unión de carteras acabará con la guerra abierta en el seno del Gobierno que protagonizaban hasta ahora Isabel García Tejerina y Álvaro Nadal por el cierre del carbón.
España se sumó en 2015 al Acuerdo de París, un gesto con el que el Gobierno de Mariano Rajoy se comprometía a la descarbonización de la economía, es decir, conseguir despojarse de los gases de efecto invernadero generados por la quema de combustibles fósiles como el carbón -éste supone el 15% de las emisiones del país-. Se trata de un objetivo al que se sumaron muchos países a nivel internacional, a pesar de la espantada final de Donald Trump, presidente de EEUU, que tildó la cumbre de poco menos que ridícula e inverosímil.
España se comprometió a reducir un 40% las emisiones en 2030 respecto a las de los años 90. Por ello, el Ejecutivo estaba preparando una ley de transición energética que permita ayudar a cumplir sus objetivos medioambientales. Una ley que, con el relevo gubernamental, se queda en ‘stand by’ hasta que Ribera coja las riendas de la nueva caballería ambiental y energética. No obstante, lo que también es una realidad es que no le será sencillo aprobar proyectos con un Congreso de los Diputados absolutamente fragmentado.
La llegada de la nueva ministra de Medio Ambiente, Cambio Climático y Energía socialista, además de llevar a cabo una nueva legislación y guiar con su experiencia en el sector medioambiental, también acabará con la batalla que se libraba entre García Tejerina y Nadal por el empeño del segundo en endurecer los requisitos para el cierre de las centrales térmicas.
Ambos ministros barrían para casa y -en público y en privado- no se ponían de acuerdo a la hora de implementar una estrategia energética.
Nadal se negaba a que las compañías eléctricas -Gas Natural Fenosa, Endesa e Iberdrola- cerraran las puertas de las plantas de carbón españolas porque, alegaba, se incrementaría el precio de la electricidad. Mientras que García Tejerina, por su parte, defendía que el medio ambiente es el que mandaba y que el precio de la energía debía quedar en un segundo plano.
Mientras la ministra en funciones defendía los planes de España para con el planeta en la cumbre de Bonn (Alemania, Nadal preparaba un real decreto con el que endurecer la normativa para que las compañías del sector no echaran el cierre al carbón pese a ser deficitarias y contaminantes. Así es como se movían ambos ministerios, como el perro y el gato, a pesar de haberlo negado desde ambos lugares alegando que -fíjate si se llevaban bien- que habían conformado un grupo de trabajo común para aprobar en consenso la Ley de Cambio Climático y Transición Energética.
Actualmente Ribera ostenta el cargo de directora de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales (IDDRI) con sede en París, un organismo con un papel clave en las negociaones del Acuerdo Climático de la ciudad gala. Forma parte de la Convención sobre el Cambio Climático en Naciones Unidas y, además, ha formado parte del Comité Asesor del Clima del Foro Económico Mundial entre 2014 y 2016.